Hoy nos ponemos al
volante de la segunda generación de este SUV que en su día sustituyó al Opel
Meriva, con la denominación Crossland X. Mantiene el estilo de la carrocería
entre un SUV y un monovolumen, cuidando al máximo la habitabilidad interior y
su funcionalidad. También conserva los 4,21 metros de longitud total, pero
ahora la modernidad de su imagen pasa por ofrecer los protectores en plata para
esta versión Ultimate en la parte inferior delantera y trasera, nuevo diseño
del frontal y los faros en LED mucho en el estilo del nuevo Mokka, así como los
pasos de rueda muy marcados y las barras del techo, junto con el nombre del
modelo sin la "X" de la anterior Crossland, que va situado bajo el
logo de Opel de la puerta que da acceso al maletero.
El Crossland de nuestra
prueba monta el motor más potente de la gama. Se trata de una mecánica de tres
cilindros 1.2 litros de 130 CV turbo que va asociada a un cambio automático de
6 velocidades. Podemos hacer incursiones por caminos de montaña en su caso
aunque su orientación es más de carretera pero también existe la posibilidad de
pedirlo con el sistema Intelligrip por un control de tracción más eficaz en los
modos normal, arena, barro, ESP off y nieve si lo necesitamos siempre con los
neumáticos de tipo M + S que también lleva de serie la versión GS Line +.
Cilindrada: 1.199 cc / Potencia: 130 cv /
Aceleración de 0 a 100 km / h: 10,2 segundos / Peso: 1.366 kg / Tracción:
delantera / Consumo combinado WLTP: 6,2 l / 100km / Precio: 27.900 euros.
