La cuarta generación de este SUV sigue al pie de la letra la filosofía que en su día inició la marca japonesa. Una apariencia de turismo familiar, que huye de las formas de todoterreno y con una facilidad de conducción sorprendente también por carretera, gracias al reparto 50/50 para los dos ejes de su efectiva y famosa tracción integral permanente.
Punto y aparte para empezar a hacer boca es hablar del motor Boxer Diesel que hace valer la configuración con los cilindros tumbados y opuestos, al estilo de los propulsores habituales que monta Porsche, que garantiza un menor pes y baja el centro de gravedad. El resultado es un auténtico placer para los sibaritas del motor, porque empuja de lo lindo desde prácticamente la primera revolución, con mucha suavidad y poco ruido. ¡Qué motor!.
Ahora la línea externa del nuevo Outback es más moderna y elegante. Me encanta la parte delantera, más aerodinámica y contundente, que aumenta la personalidad y nos anuncia que estamos ante una berlina familiar de carácter exclusivo.
Por dentro, la posición de conducción continúa siendo una referencia obligada a destacar porque está bien resuelta por altura y posición de todos los mandos. Una sensación agradable que también se reparte para el resto de los cinco ocupantes, ya que la cota de habitabilidad es generosa si tenemos en cuenta los 4,78 metros que mide la carrocería de longitud total y los espectaculares 526 litros de capacidad del maletero, ampliables si abatimos los respaldos del asientos posteriores. También me gusta la facilidad para acceder al interior, porque no es tan baja como un turismo convencional y tan exagerada como los “todocamino” SUV con los que tiene que competir por aptitudes fuera del asfalto.
La gama de motores del nuevo Outback de Subaru se compone de tres variantes, dos de gasolina y la diesel que hoy probamos. En el primer combustible monta el propulsor 2.5 l. de 167 CV (4 cilindros) o bien el 3.6R de 260 CV de 6 cilindros, mecánicas que pueden llevar el cambio manual de seis marchas o dos transmisiones automáticas. Precios: entre 32.850 y 48.250 euros.
Después de diferentes estilos de conducción y rutas, tanto por asfalto como por caminos, he llegado a la conclusión de que el Outback es un coche equilibrado. Es exactamente la misma impresión que ya me causó la primera generación de 1996. Sólo que en el paso del tiempo y de posteriores generaciones ha mejorado mucho la forma como reparte la tracción total a los dos ejes de forma automática y el confort a bordo por la forma que trata las irregularidades del terreo el esquema de suspensiones. Y como ya es costumbre, te transmite mucha confianza por carretera y te deja boquiabierto la manera tanto rápida y segura que se puede conducir fuera del asfalto, aunque el camino no esté en buenas condiciones.
Cilindrada: 1.998 cc / Potencia: 150 cv / Aceleración 0 a 100 km/h: 9,7 segundos / Consumo medio: 6,4 litros/100km / Peso: 1.571 kg. / Precio: 34.350 euros.