De motores hay dos; uno de gasolina y otro diesel, con la misma cilindrada de 1.6 litros, de 124 y 128 CV, respectivamente. Lleva el control de estabilidad ESP de serie y el cambio manual de cinco marchas, para los dos propulsores es un poco corto, pero al contrario del que podría ser un defecto, le sirve por aprovechar todavía más la progresividad de la mecánica diesel que hoy probamos. También hay la posibilidad de pedirlo con un cambio automático de cuatro marchas, solamente disponible con la mecánica diesel.
Por dentro, el Soul es espacioso, con unos acabados correctos y una buena posición al volante, un poco más elevada que la de un coche de la misma categoría. El volante se regula en altura y la nota de color la pone el tono rojo en la iluminación cuadro de la consola central (por cierto muy bien el hecho de incluir las entradas de sonido por un iPod, USB o audio auxiliar) el mismo color por recubrir el interior de la generosa guantera en el frontal de la posición del pasajero delantero. Con respecto al maletero, de 340 litros de capacidad, tiene un caja de compartimentos que hace las funciones d’organizador bajo el piso y si plegamos los asientos traseros la capacidad de carga aumenta hasta los 630 litros, muy aprovechables por las formas particulares del Soul y porque nos queda un piso completamente plano.
De su comportamiento nos han gustado dos cosas: la comodidad de marcha, la facilidad de conducción con los mandos de la radio y el sonido integrados al volante y por otra parte la excelente visibilidad en conducción urbana, gracias a la generosa superficie acristalada y el valor añadido que proporciona al hecho de ir sentados más altos del que es normal. Y es que por ciudad el Soul, que en Kia lo denominan ”crossover urbano” para clasificarlo, los 4,11 metros que hace de longitud es una medida correcta para moverse sin muchas complicaciones.
Cilindrada: 1.582 cc / Potencia: 128 cv / Aceleración 0 a 100 km/h: 11,3 segundos / Consumo medio: 5,2 litros/100km / Peso: 1.270 kg. / Precio: 17.175 euros.