Volvo S60 D3 Kinetic

A la seguridad se le une la emoción. Efectivamente, la berlina que hoy ponemos a prueba nos demuestra que a la tradicional fama de hacer los coches muy seguros que siempre acompaña a Volvo, ahora la tiene que compartir con el placer de conducción y la dosis extra de emoción que proporcionan las mecánicas disponibles.

La nueva generación del S60 se ofrece con dos carrocerías; berlina y la familiar V60, las dos con el denominador común de la gran personalidad exterior. Si me tuviera que decantar por cual de las dos me gustan, los diré que la familiar sería la preferida. Y es que las líneas tan originales del atractivo frontal y la perfectamente delimitada cintura lateral ascendiente cuando se reencuentran en la parte trasera dibujan una imagen súper moderna y exclusiva que nunca te deja indiferente. Quizás también estarán de acuerdo conmigo que los diseños actuales de los modelos familiares han experimentado un cambio radical y es por ello que no hace falta poner la excusa de la familia para disfrutar de la practicidad que comporta la facilidad de acceso al maletero de 380 litros y que puede aumentar hasta 1.241 si abatimos los asientos de las plazas posteriores. Además el S60 tiene la particularidad de que el asiento del acompañante delantero se puede reclinar hacia delante, una ventaja poco vista entre los competidores de su categoría, muchos del segmento Premium.

Por dentro, el entorno es muy agradable. Sí, me habrán leído muchas veces expresarme en este sentido, pero es que en el S60 toma todavía más relieve, ya que transmite calidez y una confortable sensación de bienestar, ya sea por la calidad de los materiales o por la forma intuitiva de posicionar los mandos principales de la instrumentación en la consola central tan característica de este fabricante. Noto el volante más grueso que antes, el freno de mano es eléctrico y me gusta que el túnel central no sea muy pronunciado, hecho que agradecerá el pasajero del medio de atrás para acomodar las piernas. Por otro lado, el grado de lujo y equipamiento va subiendo si la elección es “Kinetic”, “Momentum” o “Summum”. Hago mención a las tres realizaciones interiores porque creo que Volvo cuida mucho este aspecto.

Motores; dos de gasolina 2.0T de 203 CV y el T6 de 304 asociado a la tracción total Haldex y el cambio automático Powershift de 6 velocidades y doble embrague. Por lo que respecta a los diesel la gama empieza con el D3 de 163 CV y le sigue el D5 de 205, que también hay una versión con tracción total y cambio automático. Precios; entre 32.340 y 50.632 euros.

De su conducción recuerdo las sensacionales prestaciones de la mecánica y el confort de la suspensión pilotada y la práctica ausencia de sonoridad del motor. Un confort acústico que aporta mucho placer y que me da pie a comentar el sistema “City Safety” que es capaz detectar a peatones u otros obstáculos urbanos y frenar automáticamente si interpreta una posible colisión. Ya lo ven, Volvo siempre va algo más allá en temas de seguridad. Otros gadgets de exclusividad los protagonizan la llave electrónica sin cerradura o los faros bixenon direccionales.

Cilindrada: 1.984 cc / Potencia: 163 cv / Aceleración 0 a 100 km/h: 9,2 segundos / Consumo medio: 5,5 litros/100km / Peso: 1.545 kg. / Precio: 32.340 euros.